martes, septiembre 28, 2004

ÁNGEL SIN ALAS



Todas mis mañanas, te veo recostada en la cama, con tus cabellos negros ocupando todo el espacio de mi almohada, enredada entra mis sabanas amarillentas.
Me levanto sin hacer ruido, sin despertarte, para poder contemplar tu belleza, tu cuerpo desnudo, sudado.
Me siento en el sillón que está al lado de la cama, en silencio te vuelvo a mirar, hasta cansarme.

… - - Para quiero los pies si tengo alas para volar; nunca como antes te amé, me dueles en cada parte, en cada momento, en cada respiración; sin prisa camino a esa habitación sin paredes, al encuentro de un ángel sin alas.

Tres segundos de dolor, una imagen de nostalgia, dos cadenas y una flor… Después de ti… la luz.

Las sabanas amarillentas huelen mal, sigues tendida en el mismo lugar, un sorbo a mi café y nada cambia.

La puerta se cierra, la nostalgia se queda contigo.

Después de ti… la luz.


1 comentario:

Tutsi Yakuza dijo...
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