viernes, febrero 11, 2005

ORINANDO SANGRE

Ay... el cuello torcido casi roto.
Llevo días durmiendo en esta imitación de cama, entumecido, encarnado en las costuras sucias de las sabanas apestosas.
Se levantó directo al baño, ella sólo escuchaba el chorro que caia monotanamente en la taza sucia como todo lo que habia en esa casa. Desnuda parada en la orrilla de la puerta lo miraba quejarse, ir y venir en un eterno quejido.
No digas pendejadas, las cosas se hacen a mi manera, o quieres acabar como aquel cabrón que mañana va estar orinando sangre.