Me encanta caminar y subirme a los autobuses, me gusta andar a solas, con mi ipod puesto, con los sueños guardados en las bolsas del pantalón por si se ofrece.
Un día caminando me di cuenta que veo muchas historias en la calle y que quisiera contarlas todas, robarme los instantes como fotos y llegar a mi computadora a escribir sin parar, ese día también me di cuenta de que soy un pésimo escritor, soy un remedo de escritorcillo, finalmente es uno de mis sueños truncados, esos sueños que no suelo cargar en las bolsas del pantalón, para qué, no creo que se ofrezca.
Lo que más me gusta de caminar es que nadie me puede decir a dónde ir, soy libre por breves momentos, en una de esas caminatas coincidí en un lugar donde tres parejas se asesinaban a besos y se amenazaban con palabras de amor, de momento yo estaba en medio de ese ensayo de guerra sentimental, me sentía acorralado entre sus miradas y sus caricias cronometradas, un te amo seguido de un beso chasqueado, uno de ellos mecía sus dedos dentro del cabello de su pareja, mi wihsky y su bamboleo manual me habían mareado tan rapído que en menos de lo que pense ya estaba fuera de ese lugar, fuen entonces cuando deje de caminar y pense en ti, en tus andares y me preguntaba si alguna vez te habías visto en la misma situación, aveces me canso de caminar, pero sigo andando hasta volverme un vagabundo.
Camine hasta casa, encendi la computadora y pense largo rato antes de robarme la noche de esos 6 inocentes, ellos ya dejaron de caminar, esta noche como decia Girondo, van a intentar volar, pero si no lo pueden hacer, que no sigan perdiendo su tiempo.
