viernes, septiembre 24, 2004

CON LAS PATAS PA´RRIBA

De mañana las migrañas son insoportables, sentados en la mesa procuro no mirarla por que más allá de su rostro existe enojo.
¡Entonces!…el vaso que sostenía con la mano se estrello en el piso, sus manos se crispan en su cabeza, -el dolor, el maldito dolor que no me deja-.
No hay más que hacer, debajo de la mesa mis manos empuñan un frasco, lentamente lo abro; al abrirlo un sonido suave corre por el comedor, es el oxido de la tapa… Ella se levanta gira en torno a su silla –me va a descubrir- pasa a un lado mío, no voltea a verme, ahora me siento más seguro, se dirige a la cocina.
Ya no soporto esta ansiedad, todas las mañanas son iguales, lo único que tengo que hacer es levantarme, tomar su taza y rociar una cucharada de este frasco, nadie lo va a saber, estamos solos.
Ella nunca regresó de la cocina, las mañanas siguen siendo iguales, y yo sigo con las patas pa´rriba.

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